(Lima, 1976)
Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado los poemarios El Grito (2001), Tríptico (2003), Ciudad Satélite ( 2007) y la antología Los relojes se han roto: Antología Peruana de los Noventa (Guadalajara, 2005)
Actualmente vive en Boston donde sigue un doctorado en Literatura Latinoamericana.
III
Para llegar al balneario de Ventanilla
hay que soñar un desierto
y caminar cutro kilómetros de moreras
-y los pantanos- dijo mi madre cuando subió al carro donde estaba mi
padre
y es seguro que hay que profanar las gaviotas incrustadas entre las
piedras
y bajo su turbio graznido
dejar atrás la ropa
y ya las familias oscuras ya el oleaje
ya su desierto desafinado
quienes no han nacido para el canto
sino tan solo
para contemplar la marea
y a aquellas ¡malaguas!
animales morados cosiendo una cicatriz
una orilla del balneario de Ventanilla.XXIII
En una oscura estación del Greyhound
Escribo en lo apartado de esta ciudad otra ciudad que no tiene forma
Devórate estas palabras sus calles sus avenidas sus cráteres que
no han sabido recomponerse, la locura que no ha cambiado de rostro.Por ahí ya reptan en los pasillos
y mientras escribo con el equipaje congelado
se me estrecha la garganta
¿Qué palabras podrán salir de ahí
sino un desierto marchito, mi ciudad inundada?Escribo en la ceguera de esta noche, una ciudad desembocada
Árida tal las plabras que se quiebran
¿Podrán encender esta estación?Allá afuera el hielo ha entumecido las articulaciones
los rostros que viajan en los metros han dejado de sonreir
son deshabilitados con documentos rumbo a la nada.Y en su lógica esta ciudad se abre a la locura
Y en su dispersión la otra se encalla en mi memoriaAhora que la poesía es un micro marchito
¡yo te saludo pasajero incierto!Ciudad Satélite,
Mundo Ajeno Editores
2007